Pombero en New York

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Sunday, March 8, 2009

Y la politica energetica paraguaya?

Nuestra responsabilidad cívica nos obliga a recordarles algunos hechos muy significativos de nuestra propia historia económica.
Independientemente del aspecto emotivo que conlleva la mención del nombre del Gral. Alfredo Stroessner, del sentimiento de simpatía o rechazo que esta mención pueda generar, y a pesar de las posturas de distanciamiento que a estas alturas denotan los distintos sectores de la política nacional con referencia a la figura del ex-presidente, es necesario asumir cierta madurez cívica y rever con actitud critica algunos aspectos fundamentales de la política económica que caracterizaron al largo gobierno colorado-militar por el liderado y que hasta hoy día afectan en gran medida la suerte económica de nuestro país.
La nacionalización del servicio de provisión de energía eléctrica en 1948 fue uno de los primeros actos de gobierno del Partido Colorado, en función de gobierno tras su victoria en la revolución del año anterior. Hasta entonces la provisión de energía eléctrica, así como la operación del transporte eléctrico (nuestro romántico tranvía), era explotado por la Compañía Americana de Luz y Tracción, monopolio de capital europeo y argentino. Solamente algunos barrios más populosos de Asunción contaban con el servicio de energía eléctrica y de alumbrado publico. El resto del país se manejaba con algunas pequeñas empresas privadas que explotaban el servicio en unas pocas ciudades mas populosas o, sencillamente, sin energía eléctrica. Con el correr de los años la Administración Nacional de Electricidad fue creciendo a pasos agigantados con la infusión de capital operativo por parte del gobierno hasta que a mediados de la década del 60 se constituye en una entidad autarquica altamente técnica y, con vasto capital operativo e inversiones varias veces millonarias, se comienzan a elaborar los primeros planes de electrificación nacional. La contratación de préstamos internacionales sigue y se materializan la Represa Hidroeléctrica del Acaray y la ambiciosa red de distribución nacional. En la siguiente década se formaliza el Tratado de Itaipu y con el correr de los años Paraguay se convierte en el mayor exportador mundial de energía eléctrica. La construcción de la Represa de Yacyreta, en condominio con la Argentina, incrementa aun más la generación de la energía eléctrica en Paraguay.
La política energética del Paraguay, centrada en aquel entonces en la electrificación total del país como primer paso, y a la aplicación industrial y comercial de la misma en una segunda fase, se vio alterada sustancialmente tras el derrocamiento del Gral. Stroessner. En forma gradual los objetivos de la política energética se fueron diluyendo y perdiendo foco, cediendo lugar en importancia a otros temas relacionados al nuevo clima político en el que nuestro país ahora vivía.
En los días que nos toca vivir, el tema de los términos del Tratado de Itaipu es ítem tan caliente en la política nacional que pasó a ocupar el primer plano en la agenda pública, en desmedro del más importante tema del aprovechamiento de esa misma energía eléctrica. Muchos de nuestros mejores compatriotas y más selectos economistas, quienes no pudieron sustraerse del carnaval mediático que acompaña y envuelve al tema del Tratado, abandonaron casi por completo el estudio y las deliberaciones acerca de la utilización productiva de la abundante y barata energía eléctrica de que ahora dispone nuestro país.
En momentos en que el resto del mundo esta tratando de encontrar nuevas fuentes de energía para reemplazar al petróleo, experimentando y gastando millones de dólares en la búsqueda de formas eficientes de producir energía eléctrica en base a la utilización de usinas de viento, paneles solares, etc., nuestras mentes mas brillantes en el plano local se anulan a si mismos como interlocutores validos al suscribirse a uno u otro bando de apasionados oportunistas políticos.
Bien harían nuestros lideres (por lo menos aquellos auténticos patriotas) y nuestras mentes mas claras en ocuparse del tema del aprovechamiento racional y productivo de la abundante energía eléctrica ya disponible o a disposición de nuestro país. Crear o atraer industrias que utilicen energía eléctrica en forma intensiva podría ser un buen comienzo. La electrificación del transporte, tanto de cargas como de pasajeros, podría ser otra prioridad. La meta debería ser el eventual reemplazo total del costoso no-renovable y contaminante petróleo por la abundante y limpia energía eléctrica proveniente de las represas hidroeléctricas.
Saludamos y presentamos nuestros más sinceros respetos a aquellos pocos patriotas quienes mantienen el enfoque en los temas que realmente son de importancia para el país.

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