De tanto en tanto aparecen en la jerga política palabras o frases nuevas, ya sea describiendo problemas o situaciones nuevas o dando nuevo enfoque a problemas viejos. Por supuesto muchas de estas palabras o frases no son otra cosa sino etiquetas que los distintos actores de la política van adhiriendo a los nuevos problemas y/o situaciones. Algunas de estas etiquetas son utilizadas, por ejemplo, como slogan (baluarte o bandera de un movimiento político), otras como efectivas armas de combate. El uso de estas frases, especialmente el de aquellas que conllevan un tono peyorativo o denigrante, es harto frecuente en cualquier medio político. El nuestro no es ninguna excepción.
Cuando uno escucha el termino “zoquete” en política paraguaya, muy pocos son los que no entienden a que exactamente se refiere. O “sanblasazo” o “cuatrinomio”. Frases como “destapar la olla” hasta tienen progenitores conocidos. Cuando se habla de “las croquetas de oro”, por ejemplo, la gran mayoría de connacionales tiene una idea bastante aproximada de cual es el tema de la conversación.
Una de estas frases es la de “exiliados económicos”. Sabemos por lo general quienes la usan, con que intenciones la usan y en referencia a quienes se usa la frase. Tan extendido es últimamente el uso de la frase que muchos se sienten “exiliados económicos” ya en su propia tierra y otros gustarían llamarse a si mismos “exiliados económicos” si pudieran o si fuese fácil empacar y salir.
Sin ningún animo de crear polémica, y siguiendo la línea de quienes prefieren utilizar la etiqueta de “exiliado económico” a los sufridos, esforzados y a veces hasta olvidados individuos quienes, por falta de los recursos y oportunidades de trabajo y/o crecimiento personal en sus propios terruños se ven forzados a buscar en lejanas y a veces hostiles tierras extranjeras, hoy deseamos extender nuestro saludo y simpatía a:
- La enorme y pujante colonia menonita, quienes en algún momento prefirieron el “exilio económico” y dejaron el Canadá para encontrar su propio destino de grandeza en la inhóspita tierra chaqueña de aquel entonces.
- La prospera y productiva colonia japonesa en el Paraguay, quienes también apostaron su futuro en la fértil tierra Guarani cuando decidieron “exiliarse” del Japón (o fueron “exiliados”, si ese haya sido el caso).
- Los sacrificados y trabajadores colonos brasileros quienes encontraron las ventajas ofrecidas por el mejor suelo paraguayo y hoy día viven en “exilio” en nuestra dulce tierra Guarani.
- La miríada de “exiliados económicos” provenientes de Alemania, Francia, Italia, Líbano, Siria, Turquía, Rusia, Ukrania y otras naciones, cuyos gobiernos suponemos les han negado las condiciones propicias para el desarrollo y crecimiento personal que, también suponemos, el Paraguay les proporciona.
Aparentemente el “exilio económico” es un fenómeno de proporciones universales, casi tanto como el de la milenaria migración.
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